Documentos

Murió Gualberto Solano, padre de Daniel, sin haber hallado su cuerpo ni obtenido justicia.

“…El tiempo me enseñó que la miseria
es culpa de los hombres miserables;
que la justicia tarda y nunca llega
pero es la pesadilla del culpable.
El tiempo me enseñó que la memoria
no es menos poderosa que el olvido;
es solo que el poder de la victoria
se encarga de olvidar a los vencidos.
El tiempo me enseñó que los valientes
Escribirán la historia con su sangre,
Pero la historia escrita de los libros
Se escribe con la pluma del cobarde…”
Sus ojos buscaban siempre al cielo, tratando de encontrar a su hijo. Desde que ocurrió el secuestro y desaparición de su hijo Daniel, un 5 de noviembre de 2011 en Choele Choel, Provincia de Rìo Negro, Don Gualberto no descansó un sólo día.
Daniel era un trabajador “golondrina” que luchando por sus derechos y los de sus compañeros, siempre olvidados, siempre pisoteados, fue secuestrado por una banda parapolicial al servicio de los empresarios codiciosos, corruptos y asesinos.
Daniel “desapareció” tras intentar organizarse con sus compañeros en reclamo por las condiciones precarias de trabajo y los salarios de hambre que padecìan los trabajadores de la cosecha de la manzana. Habìa nacido un 2 de noviembre de 1984 en Tartagal, provincia de Salta y pertenecía a la comunidad Guaraní “Misión Cherenta”.
La empresa Agrocosecha opera para Expofrut Argentina SA, una multinacional de capitales Belgas que maneja la producción, el procesamiento y la comercialización de fruta en la zona de Río Negro.​ Agrocosecha había informado a los trabajadores que cobraría el 4% del salario de cada trabajador, pero se quedaban con casi dos tercios de lo que la empresa multinacional Expofrut Univeg pagaba, con lo que los trabajadores recibían menos de la mitad de lo que les habían prometido. Asimismo la empresa utilizaba contratos abusivos y cláusulas leoninas y los laburantes vivían en condiciones infrahumanas. Por esta razón, Daniel Solano comenzó a organizar una protesta con sus compañeros. Según el abogado de Daniel, Sergio Heredia, la cantidad estafada en los últimos cuatro años previos a la desapariciòn de Daniel, alcanzaba a 18 millones de pesos.
Don Gualberto, apenas enterado de su ausencia, vendió unas pocas cosas que tenía y viajo de Salta a Choele Choel, donde se instaló, se encadenó y comenzó una protesta que fue ignorada por toda la clase política local, provincial y nacional, desde aquel momento y hasta el presente.
Fue el principal impulsor del juicio que hoy tiene como imputados a 7 agentes de la policía local. Se lo veía permantentemente impulsando las actividades solidarias que pretendían visualizar aún mas la protesta. Se acercaba a diario al jaguel donde se cree fueron arrojados los restos de su hijo.
En un pueblo donde todas las paredes piden por la aparición de Daniel Solano, fue Gualberto -a puro empuje- el artífice de que de a poco la verdad pudiera ir saliendo a la luz: Un trabajador Argentino, fue secuestrado y desaparecido por fuerzas parapoliciales al servicio empresarial ante el silencio cómplice de la clase política.
En el juicio pudo mirar a la cara a los acusados. Con firmeza. No le pudieron sostener la mirada a este humilde compatriota, de piel ajada por el trajinar de años de laburo y avejentado por el dolor de haber sido despojado de su hijo.
Siempre pidió justicia. Le rezaba a su hijo. Lo buscaba. Miraba al cielo permanentemente.
Hoy ha fallecido Don Gualberto Solano, trabajador, y padre de Daniel, tambièn trabajador, secuestrado por las bestias que siempre lamen las botas de los poderosos.
Su corazón se detuvo. Pero lo que no se detendrá jamás es la búsqueda de verdad y justicia. Recordar a Gualberto, nunca olvidar a Daniel y seguir peleando por la justicia social, será el mejor homenaje que podamos hacer en sus memorias.
Su cuerpo será llevado a Cherenta, provincia de Salta.
Hasta siempre luchador. Hasta siempre Gualberto Solano.
Movimiento Peronista Auténtico – MPA

Facebooktwittermail