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La estafa de la «deuda eterna» – Centro Cultural Alejandro Olmos

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Hay países que para dominarlos son invadidos; otros son empujados a guerras civiles políticas, culturales y religiosas que convulsionan a la sociedad (como dicen divide y reinaras); por ultimo tenemos la herramienta que sin ocupación militar y sin división social controla, conduce a la desgracia y a la miseria de los pueblos: la deuda externa.

 Breve reseña:

 La «crisis de Baring» y sus efectos en la Argentina al comenzar los años 90 del siglo XIX.

La casa Baring inició a la Argentina en la historia de la deuda externa, con el préstamo de 1.000.000 de libras esterlinas al gobierno de Rivadavia en 1824, cuando las versiones de la riqueza de estas tierras de América despertaron la codicia de los banqueros de Londres.

Descontadas las comisiones de los seis gestores del empréstito, dos de los cuales eran ingleses, los gastos de emisión y varias cuotas adelantadas, llegaron a Buenos Aires sólo 570.000 Libras, la mayoría en letras de cambio sobre casas comerciales británicas en Buenos Aires propiedad de los gestores del empréstito. Pero la deuda se asumía por el total: 1 millón de Libras.

El dinero del empréstito, por diversas circunstancias, no se destinó a la construcción de obras públicas como había sido previsto. Se dilapidó en gastos improductivos. Para 1904, cuando se terminó de pagar el crédito, la Argentina había abonado a la Casa Baring Brothers la suma de 23.734.766 pesos fuertes.

La crisis de Baring tuvo una honda repercusión económica y política en la Argentina y define, para algunos autores ingleses, una de las etapas de la historia económica del país.

Las maniobras de Inglaterra y los Estados Unidos defraudando como naciones deudoras a la Argentina que, entonces, era acreedora de esas dos grandes potencias.

En 1946, la deuda con la Argentina de los Estados Unidos y de Gran Bretaña era de 2.000 y 3.500 millones de dólares, respectivamente. En valores de 1983 esa deuda global equivalía, aproximadamente, a 40.000 millones de dólares, lo que representaba la deuda externa argentina al iniciarse el gobierno de Alfonsín.

Perón llevó a cabo arduas negociaciones este problema para resolver en Londres que culminaron con la firma de los convenios que, aparentemente, ponían punto final al conflicto. Se estableció, así, un acuerdo triangular por el cual la Argentina podía hacer uso de las libras inglesas comando en el mercado de los Estados Unidos.

Las adquisiciones de los importadores argentinos, en una época de eran reactivación económica de la Argentina, excedieron el monto de los créditos existentes en los Estados Unidos. Correspondía, entonces, apelar a las libras inglesas para pagar las compras en los Estados Unidos.

Pero aquí se produjo la gran estafa de Gran Bretaña en acuerdo con Washington. Por una decisión unilateral del gobierno inglés, se declaró la «inconvertibilidad de la libra», lo que implicaba la imposibilidad de pagar con libras en el país del dólar.

El objetivo era claro: generar una imagen de desprestigio del gobierno argentino (Perón) presentándolo como moroso en sus compromisos internacionales y bloquear todo programa de desarrollo en el país. No obstante las libras depositadas que cubrían la totalidad de las compras argentinas.

Había quedado consumado un nuevo fraude contra el país, a pesar de los tratados y de los compromisos del gobierno inglés y del gobierno norteamericano.

Petrodolares

En los años 70 se crea un problema internacional que para muchos pasa desapercibido pero que nosotros ahora tenemos que recordar. En esa época los países productores de petróleo deciden que si no les pagan un precio mas alto, que ellos consideraban que era un precio justo por un bien no renovable, cerraban la canilla y los países industrializados se caían todos. Y cierran la canilla por un mes. Todos los países industrializados. empezando por EEUU comienzan a tratar de negociar porque sin petróleo la industria no funcionaba. Y estos pueblos que habían sido prácticamente despreciados durante muchísimos años, en ese momento habían sido capaces de tomar la sartén por el mango y de manejarse con absoluta independencia. Así comienza la negociación, se decide subir el precio del barril prácticamente al doble. Pero para pagar ese precio se iban todas las reservas económicas de estos países, o por lo menos una masa de dinero muy grande. Entonces encuentran, estos técnicos sensacionales que tienen el FMI, las multinacionales, EEUU, Europa, Japón, encuentran un arbitrio extraordinario: Dicen bueno, nosotros se lo pagamos, pero se lo vamos a pagar en una nueva moneda llamada petrodólar que tenía la particularidad de ser utilizado solamente en los países industrializados.

 Es decir: a los árabes, iraníes, venezolanos, a todos los productores de petróleo se les pagaban en petrodólares, pero ellos tenían que utilizarlos comprando bienes en los países industrializados. Como no todos los gobernantes de los países petroleros tenían la misma catadura moral, algunos vieron el negocio. Aceptaron esta propuesta. Esos petrodólares crearon una masa tan grande de dinero, que fue la época en que los jeques árabes iban y se compraban los grandes edificios de EEUU, los príncipes sauditas hacían saltar la banca en Montecarlo, no invirtiendo esos recursos para mejorar a su pueblo, sino a invertirlo en su propio beneficio Los bancos empezaron a pagar tasas bastante altas en EEUU para poder recuperar esos dólares. Y al poco tiempo los petrodólares llegaban al techo. Y como la plata quieta no produce nada (es papel o un pedazo de hierro), entonces se encontró la vuelta de endeudar a todos los países no desarrollados del mundo, y obligarlos a que contrajeran grandes deudas para cualquier cosa. Resulta que para lograrlo había que hacer una operación política de cierta envergadura, el gobierno de los EEUU por supuesto tenía los elementos para poder hacerla.

La operación comienza en Chile en el año 73 con el gobierno de Salvador Allende. Había que voltear a Allende, había que voltear al gobierno peronista que había en ese momento en la Argentina, había que voltear al gobierno de Bolivia, al de Panamá y al de Perú como primera medida, los demás caían solos. Y esa operación se hizo, y a nosotros nos costó 8000 muertos y 30000 desaparecidos. No se los mató porque eran subversivos, se los mató para darle un escarmiento al pueblo argentino y asegurarse veinticinco años de tranquilidad para hacer lo que quisieran.

El procedimiento de endeudamiento que se utilizó es el siguiente. Se toma un crédito a un interés imposible de pagar. Decía en el año 1976 Raúl Prebisch (que Dios lo tenga en la gloria y no lo largue) que aquél que se endeudaba con una tasa mayor al 3% se estaba suicidando. Y es real, hay una regla no escrita en las cuestiones económicas que dice que uno se puede endeudar a una tasa dos puntos por encima de la inflación del país de origen, y EEUU tenía por ese entonces una inflación del 1,5% anual. Pero nosotros empezamos endeudándonos al 8 ó 9% y terminamos endeudándonos al 17 ó 18%. Esto nos costó liquidar toda nuestra industria, no solamente lo que era patrimonio del Estado (que era patrimonio de todos los argentinos). Esto nos llevó a perder todo nuestro patrimonio nacional, toda nuestra industria (porque ya que estamos liquidemos toda la industria y vendamos los productos nuestros). Y entonces nos endeudamos para traer tenedores de Taiwán, escarbadientes de Tailandia, focos de Pakistán. Eso fue en lo que se gastaron las reservas y las divisas de la Argentina.

Actualidad

El gobierno Kirchner – según datos del Ministerio de Economía heredó de la administración Duhalde-Lavagna una Deuda Pública de 152.600 (stock al 30.6.03, en Millones de Dólares).

La presidenta Cristina Fernandez de Kirchner dijo en Septiembre pasado que durante toda la administración Kirchner se pagaron más de 190.000 millones de dólares por concepto de Deuda, si bien no hay información desagregada alguna sobre este monto.

Hoy – última informe oficial al 30.6.14 – el saldo de la Deuda es de 210.800 Millones de Dolares (198.900 de Deuda Performing o regularizada y 11.900 de Holdouts o bonistas que no entraron en el Megacanje 2005-2010).

En este monto no están incluidos entre 10-15.000 Millones de dolares de cupones PBI pendientes de pago, que el gobierno considera Deuda Contingente cuando se trata de deuda en firme pero no registrada como tal.

Además, la cifra de la deuda con los holdouts está subestimada porque después del fallo Griesa se estima que los reclamos de bonistas que no entraron en los canjes (fundamentalmente Fondos Buitre) suman entre 20-30.000 Millones de Dolares, no 12.000.

Por otra parte, dada la fuerte toma de nuevas deudas desde mediados del año pasado hasta la fecha, datos que tradicionalmente el gobierno retacea con una injustificada demora en su publicación, agregando estos datos se puede estimar que la Deuda Pública en cabeza del Estado Central estaría hoy en los 240-250.000 Millones de Dolares.

Este saldo no comprende la Deuda Pública de Provincias/Municipios, Empresas del Estado, Organismos Nacionales y Fondos Fiduciarios, Banco Central (BCRA) y juicios contra el Estado con sentencia en firme.

Después del Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005 el gobierno se jactó de haber reducido la Deuda a unos 150.000 Millones de Dolares: 126.500 de Deuda Performing más 23.600 de Holdouts; sin contar la emisión de 30.000 MD de cupones PBI.

Tomado así, entre puntas (2003-2014), el crecimiento de la Deuda del Estado durante la administración K habría sido de unos 100.000 Millones de Dolares (250 contra 150 mil MD).

Por ende, no es cierto que la Argentina se haya ni se esté des-endeudando.

¿La debemos o no la debemos?

Y no la debemos, porque la deuda de origen es espúrea por varias razones: Primero porque la contrajo un gobierno ilegal, y la deuda la debe aprobar el Congreso de la Nación. Como no había Congreso era de acuerdo a como se le ocurría al gobierno de turno. Después porque los intereses que se pagaban eran y son usurarios, y en tercer lugar porque ya la pagamos. Tres veces la pagamos. Cuando el Juez Ballesteros llama a declarar a algunos imputados en la causa olmos que duró 18 años hasta el fallo y aunque continua ampliándose hasta la actualidad (está bien que la Justicia es lenta, pero acá parece que es lenta y paralítica) algunos tuvieron algunas expresiones que eran para fusilarlos ahí mismo. Por ejemplo Adolfo (diz) presidente del Banco Nación de ese entonces. El Juez le pregunta a donde están los registros de las entradas y salidas del dinero, y (diz) responde que no llevaban registro. Que se guiaban por estadísticas. El Juez indica que hay una etapa muy grande donde ni siquiera hay estadísticas, a lo cual responde que llevaban una «libreta de almacenero». Ante la sorpresa del Juez el ex presidente del BN dice que el Dr. Martínez de Hoz llevaba una libreta donde anotaba las entradas y salidas. El Juez pregunta adonde está la libreta y se le responde: «No sé, la libreta se la llevó Martínez de Hoz».

La deuda externa es ilegítima, ilegal, inhumana e inmoral no solamente porque es una herramienta de dominación y saqueo, sino porque constituye una historia de corrupción, negociados, condicionamientos, intereses de pequeños grupos nacionales y extranjeros que han dominado y se han enriquecido del rentable negocio de la deuda externa.

En esta materia, la Argentina tiene otra historia: la que olvidan los prestamistas de afuera y la que, tal vez, ignoran los cipayos de adentro.

Pero esa otra historia existe y debería pesar en la mesa de las negociaciones cuando se discute la deuda actual. Desde luego que, en el mundo de los mercaderes, las obligaciones morales no tienen valor de cambio, pero los negociadores argentinos no pueden ser cómplices de la amnesia.

Decía Perón que el año 2000 «nos encontrará unidos o dominados». La opción de esa alternativa sólo depende de la posición que los pueblos asuman frente al problema de la deuda y, a partir de allí, atender las urgencias del desarrollo.

Para romper las viejas estructuras de la burocracia y del atraso, sumando la Argentina al mando de la tecnología y el desarrollo, no es necesario pactar contra quienes acorralaron al país entre la quiebra de su economía y el hambre de su pueblo. El progreso y el crecimiento no pueden estar reservados al protagonismo de los mercaderes ni a los empresarios de la deuda. Transformar el Estado no es achicarlo por la vía del vaciamiento, sino perfeccionarlo para que asuma el rol social y representativo de la comunidad organizada. Al servicio del desarrollo, pero con participación del pueblo y para el pueblo. Y no al servicio del poder privado en el imperio de los «cartels» y monopolios.

No es el capital el factor decisorio de la riqueza, sino el trabajo que produce, transforma y moviliza. El capital debe servir a los programas de trabajo, y no los programas de trabajo sostener a los empresarios del capital.

Sobre esta premisa debe ponerse, en la mesa de las negociaciones, la verdad de una crisis que si amenaza con el hambre a los deudores.

Decía Perón que es democrático un gobierno que hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo. Las supuestas democracias que hoy se ufanan del voto de las urnas, son ilegítimas porque han violado el mandato que el pueblo les confiara.

La deuda externa es clave para un replanteo de la lucha política en los países deudores.

Porque la solución es política y no económica.

Es importante comprenderlo para advertir que la deuda externa es nuestra fuerza y no nuestra debilidad. Sólo depende de un frente popular para derrotar a los gobiernos cómplices y a los planes de las nuevas formas imperialistas empeñadas en sellar -para nuestro pueblo el triste destino de proveedor de comida y de petróleo.

CENTRO CULTURAL ALEJANDRO OLMOS
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