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A 44 AÑOS DEL GOLPE OLIGÁRQUICO-MILITAR: Superemos la herencia de la dictadura

A 44 AÑOS DEL GOLPE OLIGÁRQUICO-MILITAR

Superemos la herencia de la dictadura

 

El discurso inaugural de Martínez de Hoz al frente del Ministerio de Economía pronunciado el 2 de abril de 1976 dejó en claro el rumbo elegido por la oligarquía y los grupos económicos para las futuras décadas de la Argentina: vertiginoso proceso de desindustrialización, pérdida de solvencia y decisión del Estado en la política económica, ataque al poder adquisitivo de la clase trabajadora y endeudamiento masivo con fines especulativos; ejes económicos que delinearon la tragedia social en que vivimos aún hoy: desocupación y pobreza estructural cercana a un tercio de la población, aumento desmedido de la violencia y descomposición del tejido social, deterioro de la salud general y pública, del sistema educativo, de la infraestructura y de las condiciones generales de vida de las grandes mayorías, a excepción de una minúscula porción atravesada por intereses extranjeros y beneficiada por ese rumbo.
Este es el verdadero y calamitoso saldo de la dictadura que aún persiste.

 

Fue sólo gracias a la lucha popular sostenida durante décadas que pudo tener lugar el juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad cometidos por los militares. En esta materia, nuestro pueblo es un ejemplo mundial, pero es aún así imperioso complementar la acción de justicia reparatoria abordando quizás la peor herencia de la dictadura, más allá de los crímenes cometidos: el modelo económico y social instaurado a sangre y fuego mediante un genocidio.

 

En ese mapa, la deuda externa ha representado desde aquél discurso inaugural a la fecha, el principal mecanismo de sujeción económica y política para nuestro país, así como la fundamental traba para su desarrollo sumado a los trágicos resultados humanitarios que el modelo económico tallado por la deuda arroja como consecuencia necesaria de su implementación. Si todos los presupuestos nacionales aprobados por el Congreso desde 1983 a la fecha han sido diseñados en función del pago de esta ominosa deuda -en buena parte, ilegal e ilegítima- es porque no ha existido determinación alguna a dar por tierra definitivamente con el plan de Martínez de Hoz. Este es el resultado de que -con pocas excepciones e intentos a medio camino- ningún gobierno democrático haya tomado la decisión política de iniciar un debido proceso de revisión y auditoría de la deuda, continuando de ese modo por acción u omisión o, en contados casos, intentos fallidos, con la dinámica perversa del endeudamiento perpetuo y, por ende, con el perpetuo condicionamiento del desarrollo nacional.

 

No hay más tiempo y hoy se abre una nueva etapa. Una nueva oportunidad para dejar de postergar lo impostergable: esta deuda, así como está, es impagable, porque se contrajo de modo ilegal, porque representa una estafa para el Estado nacional, porque es insostenible, como admite hasta el propio FMI, y porque constituye un mecanismo para someter el desarrollo económico nacional a los mezquinos intereses del poder financiero internacional.

 

La justicia por los crímenes de la dictadura, el verdadero Nunca Más será realidad en nuestro país el día que se revierta definitivamente el rumbo que inauguró Martínez de Hoz y que de una u otra manera reforzaron los sucesivos gobiernos, en especial el encabezado por Carlos Menem, Fernando de la Rúa y Mauricio Macri. Es decir, cuando se desmonten las leyes económicas que lo rigen (la Ley de Entidades Financieras, Ley de reforma del Estado y de Emergencia económica de 1989, decreto de desregulación 2284/91, entro otros cuerpos normativos aún vigentes) maquinaria principal de la extranjerización y concentración de nuestra economía y se ponga en marcha un modelo de desarrollo nacional, que tenga al pueblo movilizado como fin y protagonista del mismo y a un Estado empresario como su principal herramienta. Un modelo que tenga como punto de partida la superación de la desocupación y pobreza estructural, que garantice el sustento decoroso de cada habitante y eso, en un país que cuenta con recursos materiales, naturales y humanos de sobra, es solamente posible mediante una voluntad política de hierro que utilice el Estado para rediscutir y redefinir en pos de los intereses y necesidades del pueblo trabajador, los modos de generar renta y su apropiación, la tenencia y uso de la tierra, de los recursos naturales y la ocupación del territorio con el único fin de emplazar una Nación justa, libre y soberana: un nuevo modelo productivo para una nueva Nación, que deje atrás la insultante desigualdad, las muertes por desnutrición, el saqueo de nuestras riquezas y la violencia generalizada a la que nos acostumbra el modelo actual.

 

En medio del inédito e incierto escenario abierto por la crisis sanitaria asociada a la expansión mundial del virus Covid-19, es muy importante dedicarle un párrafo para destacar y ser concientes a nivel colectivo de lo imprescindible e insustituible que resulta un Estado presente, poderoso, previsor y activo. Y, a su vez, asumir la imperiosa necesidad de cerrar definitivamente el ciclo iniciado en 1976 y reforzado desde 1989 en adelante. Es el Estado la única institución capaz de proteger los intereses comunes, no solo en épocas de crisis, sino principalmente como el instrumento capaz de desplegar una política popular. Fue precisamente la dictadura y sus defensores quienes desde el fondo de la historia insisten con la necesidad de “achicar el Estado”, pero en épocas de crisis como la actual son los primeros en salir a corriendo a pedir salvataje y exigir presencia estatal para garantizar sus intereses o para reprimir.

 

Ya nada volverá a ser como antes. La Argentina se encuentra no ya ante la opción, sino ante la obligación de reformular un Estado empresario ágil, inteligente y entornado por una fuerte participación protagónica popular para revertir hacia sus ámbitos de dominio y gestión, entre otros, al sector energético, sector financiero, comercio exterior, servicios públicos, transporte y otros de relevancia estratégica.

 

La justicia será completa el día que se revierta el rumbo y, para ello, es imperioso iniciar un proceso de auditoría de la deuda externa como primer paso de un nuevo planteo productivo para nuestro país que se proponga superar la desocupación estructural y garantizar un modelo de desarrollo sustentable que provea una existencia digna para cada habitante y persiga la grandeza de esta humilde Nación.

 

El mejor homenaje a nuestras compañeras y compañeros detenidos desaparecidos es seguir luchando por una patria justa, libre y soberana.
¡Con deuda ilegítima y miseria planificada, no hay Nunca Más!

 

Juicio y castigo para todos los crímenes económicos de la dictadura.
Ni olvido, ni perdón para los que endeudaron la Nación.

 

MPA – MOVIMIENTO PERONISTA AUTENTICO

Mesa Nacional

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