Centro de Estudios Socioeconomicos Roberto Carri

Evasión y elusión impositiva de transnacionales y riguroso cobro a los trabajadores – Julio Gambina

gambinuevapagEl mecanismo utilizado se asocia a una práctica común entre las grandes empresas que vía sobrefacturación de importaciones pagan más a sus proveedores en el exterior, sus propias casas matrices o sucursales, y así burlar la restricción a la compra y transferencias de divisas al extranjero. Bajo esa circunstancia la AFIP “suspendió preventivamente el CUIT de P&G y su inscripción en el registro de importadores y exportadores como así también la posibilidad de que la empresa opere en el mercado de cambio de divisas”.

El titular del ente de recaudación dijo que “Nuestro objetivo principal es que P&G reintegre al Banco Central las divisas fugadas y que pague las sanciones aduaneras y el impuesto a las ganancias evadido por la manipulación de los precios de transferencia”.

Resulta interesante que se investiguen y sancionen estas prácticas delictivas que afectan los ingresos públicos, máxime cuando verificamos el creciente peso de las contribuciones de los trabajadores en el impuesto a las ganancias. En un reciente estudio que presentamos en Costa Rica[4] dábamos cuenta que la recaudación por el impuesto a las ganancias venía creciendo en los últimos años, siendo mayor la proporción recaudada por la cuarta categoría establecida por el impuesto, o sea, los salarios.

Señalábamos respecto a la proporción de lo recaudado sobre el PBI que hacia 1999 la recaudación por ganancias “…ocupaba alrededor del 3%; posterior a la caída por la crisis, continuó subiendo hasta establecerse en torno al 5% (2005-08), para volver a alzarse y posicionarse en el 6,33% del 2012”.

Al respecto se señala que el aporte de la recaudación por la cuarta categoría, es decir, lo que se retiene por salarios alcanza en 2012 al 3,4% del PBI. Eso significa que más de la mitad de la recaudación no provenía de ganancias empresarias, sino de afectación a salarios y explica los reclamos sindicales desde entonces hasta el presente por subir el mínimo no imponible o por eliminar el tributo a los salarios.

En la comparación resulta que para el año 1998, el conjunto de las 4 categorías del impuesto a las ganancias expresaban el 2,4% del PBI, y las categorías 1 a 3, o sea, la recaudación por las ganancias derivadas de la renta del suelo, de la renta del capital y los beneficios empresarios, alcanzaban al 0,8% del PBI, mientras que los ingresos de la cuarta categoría acercaban al fisco el 1,6% del PBI.

Para el 2005 ganancias aportaba el 4% del PBI, siendo el aporte de los salarios casi la mitad, el 1,9%, siendo reflejo de las mejoras en las ganancias de las empresas y la renta del capital. Aun así, el aporte vía salarios era muy importante fuente de financiamiento fiscal.

Como señalamos, en 2012, los ingresos fiscales por cuarta categoría alcanzan al 3,4% superando las ganancias provenientes de las inversiones del capital en sus diferentes variantes.

Se trata de un sin sentido de lo que por definición supone el tributo que debe recaer sobre las ganancias de la inversión de capital, que como vemos en el caso de la transnacional denunciada, se esconden, eludiendo y evadiendo, algo que los trabajadores regularizados no pueden hacer.

Según el estudio que presentamos, se estima la evasión en ganancias cercana al 50%, con lo que queda claro que son los trabajadores los principales sostenedores del regresivo régimen tributario en la Argentina y que convoca a una mayor severidad en el control de una práctica generalizada del empresariado hegemónico, en la Argentina y en el mundo para evadir y eludir impuestos.

Al mismo tiempo se impone la discusión de fondo sobre la pertinencia o no de gravar los salarios como si fueran ganancias, con mucho más lógica cuando una de las reivindicaciones en la coyuntura pasa por el debate sobre un bono de fin de año compensatorio por la inflación que deteriora los ingresos salariales.

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