Invitación a disertación sobre la necesidad de una política en materia ferroviaria
Este viernes 26 de Octubre, a las 18.30 hs. – Valentín Gómez 3524, Almagro. Te esperamos.
Juan Carlos Cena es un legendario militante de la causa popular. Trabajador ferroviario, ha sido Secretario General de la Asociación del Personal Técnico de Dirección de Ferrocarriles Argentinos (APTDFA) entre 1984 y 1989. Es miembro fundador del Movimiento Nacional por la Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos (MONAREFA). Es Autor de los libros “El Ferrocidio”, “Ferroviarios, Sinfonía de Acero y Lucha”, “Ferrocarriles Argentinos – Destrucción, Recuperación”, “30 de marzo de 1982, una gesta olvidada”, “El Cordobazo, una rebelión popular”, “Crónicas del terraplén”, “El guardapalabras, memorias de un ferroviario” , e “Historias Vivas de la Resistencia Peronista”.
Es una de las voces más calificadas para analizar el pasado, el presente y para pensar el futuro del sistema ferroviario nacional.
Militante e investigador de la temática ferroviaria, compañero de consulta permanente y luchador consecuente.
“… Desde 1957, o mejor dicho, luego del golpe de Estado cívico militar contra Juan Domingo Perón la avanzada contra los Ferrocarriles Argentinos, hasta la fecha, nunca se detuvo. El informe Verrier, Ministro de Hacienda de ese entonces, da comienzo esa ofensiva con el latiguillo de que los ferrocarriles eran deficitarios, con la aprobación de Raúl Prebich. La sociedad asentía todas las veces que el poder económico y político o los factores de poder avanzaban sobre los bienes nacionales. Solo retrocedieron, en el caso de ferrocarriles, por la acción convincente y enérgica del Movimiento Obrero Ferroviario.
Luego del último golpe cívico militar, Rodolfo Terragno, durante el gobierno de Alfonsín, impulsa la creación de la Dirección de Empresas Públicas, cuyo asesor era Lou Thompson del Banco Mundial. Carlos Menem concreta ese intento con el mismo asesor. Durante su gobierno los Ferrocarriles Argentinos fueron desguazados y desintegrados. Los gremios ferroviarios confirmaron, asintieron, ratificaron. Solo los jóvenes ferroviarios resistieron en las huelgas de 1991 y 1992. Se cumplía el apotegma de Roberto Dromi, Ministro de Obras y Servicios Públicos a nivel nacional entre 1989 y 1991, que decía “nada de lo que deba ser del Estado permanecerá en manos del Estado”.
Es necesario repetir, los únicos que se opusieron a ese mandamiento fueron los trabajadores ferroviarios y los pueblos del interior.
Desde aquel momento todos los gobiernos que administraron el Estado, sin excepción, siguieron la política. El gobierno Kirchnerista tuvo a Dromi como asesor en el Ministerio de Planificación Federal, cuyo responsable era Julio De Vido. Ese ministerio fue a comprar chatarra ferroviaria española y portuguesa de la mano de Ricardo Jaime, a quien luego sucedió Juan Pablo Schiavi. Posteriormente el Ministerio de Transporte pasó a la égida del Ministerio del Interior y, tomando el tema Florencio Randazzo, lo único que hizo fue comprar trenes chinos que no eran para nuestros ferrocarriles, por ello se debió adaptar túneles, andenes, estaciones y más. Del gálibo ni hablar, no saben y no contestan.
Argentina tuvo la red ferroviaria más larga de América Latina: 47.034 kilómetros, hoy llega a unos 8.000 kilómetros, con vías destartaladas y saqueadas, sin talleres, sin producción, sin comunicaciones y con una tragedia que afecta familias de por vida y un maquinista Leonardo Andrada muerto de cuatros tiros y uno de gracia cuando iba a tomar servicio.
Del Macrismo podemos afirmar que continúa la política de entregar a beneficio de inventario las tierras ferroviarias para la codicia de los magnates de la construcción y de los agentes inmobiliarios.
Las Tierras son del Estado, le pertenecen a la Argentina, es un bien nacional, deberían ser protegidas y redestinadas para la Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos, con la ilusión, esperanza y deseo que alguna vez nuestro país se enseñoree por toda su geografía con los ferrocarriles reinaugurando su andar.
Esta política de Estado de este gobierno para con los ferrocarriles no tiene diferencias con los anteriores administradores, todos continúan con la política de Estado determinada por Menem. Los actuales administradores del Estado Nación continúan con ella. La clase política solo se expresa a través de la verborragia de los diletantes y aburridos discursos de campaña electoral.
Por todo esto digo que, en los países coloniales, dominados o dependientes como el nuestro, la cuestión nacional es el primer eslabón de la lucha transformadora para construir un país libre, digno y soberano, que merezca ser vivido. Debemos asumir que somos un país colonizado y dependiente. El colonialismo fabrica colonizados.
No hay que olvidar. El olvido es una herramienta de las clases dominantes. Quieren que vivamos un presente perpetuo, sin pasado ni futuro. Los pueblos que no tienen memoria perecen …”
Juan Carlos Cena