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La Marcha al Campo, un poco de historia

Cuando sostenemos que La Marcha al Campo es Posible y Necesaria, lo hacemos inspirados en la enorme obra militante de nuestro compañero Guillermo Gallo Mendoza, respecto de la cual, una pequeña muestra de la misma se ve reflejada en el siguiente trabajo publicado por la UNLP-FaHCE

La Tendencia en el Ministerio de Asuntos Agrarios (*)

Investigación de Fernanda Tocho

«…Desde un comienzo la cuestión agraria ocupó un lugar destacado en el programa de gobierno de Oscar Bidegain, observándose en las declaraciones públicas que el gobernador expresó a lo largo de la campaña electoral y en el acto de asunción de mando. Así hacía referencia al problema de la tierra y la baja productividad agraria en la provincia el 25 de Mayo de 1973, en su discurso inaugural frente a la Asamblea Legislativa:

“Nuestros objetivos inmediatos consisten en: 1) aumento de la productividad rural; 2) racionalidad de las explotaciones; 3) mano de obra plenamente ocupada. Dada la magnitud del problema y su relación con la tierra y sus poseedores, quiero ratificar ahora nuestro respeto a la propiedad privada mientras se mantenga en función social, establecida justicieramente mediante el control estatal de su productividad”.

El tema del respeto a la propiedad privada sólo si cumplía su función social había sido sostenido por Bidegain en reiteradas oportunidades, generando la crítica y alarma de varias entidades rurales de la provincia incluso antes de la asunción.

Las declaraciones del Gobernador se fundaban en la idea de que el problema de la tierra y del estancamiento de la productividad no se debía a la carencia de una política crediticia favorable hacia el sector, el deterioro de los precios o la escasez de mano de obra, sino a la conducta egoísta de los grandes propietarios que ponían el interés individual por encima del interés social. En este sentido Bidegain postulaba que “la tierra debía estar en manos de quien la trabajara”, dejando abierta la posibilidad para posibles “expropiaciones a latifundios improductivos y su fracción y entrega a los verdaderos trabajadores”. Por otra parte, postulaba como prioridad en su política agropecuaria la ayuda al productor minifundista despojado o con tierras insuficientes, a través de la compra por parte del Estado de tierras privadas improductivas, y su concesión a éstos. Asimismo, aquellas tierras que no cumplieran con los niveles adecuados de producción y rendimiento, serían gravadas con un impuesto adicional.

Bajo estas coordenadas se inició la gestión del Ingeniero Agrónomo Gallo Mendoza al frente del Ministerio de Asuntos Agrarios con el objetivo de dar solución a estas preocupaciones. Como ya mencionamos, Gallo Mendoza contaba con una experiencia previa rica en formación profesional y militancia política, habiendo participado en el Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE) y en el Consejo Tecnológico del Movimiento Peronista a principios de los setenta, conformando un grupo de estudio (Instituto de Estudios Socioeconómicos) que asesoró en temas de política agropecuaria a Raimundo Ongaro en la CGT de los Argentinos, además de haber previamente militando en las filas de la Democracia Cristiana y compartido ámbitos de trabajo y militancia con Norberto Habegger y su mujer. Finalmente, ingresa a Montoneros en 1971 y desde allí es nominado para integrar el gabinete de Bidegain.

Uno de los ejes de la política agropecuaria y de tierras implementada por Gallo Mendoza fue la creación de las denominadas Unidades Básicas de Producción y Solidaridad Social. Dicho plan, implementado a través de un convenio firmado entre los Ministerios de Bienestar Social y Asuntos Agrarios de la provincia, consistió en la puesta en producción de predios pertenecientes al patrimonio provincial y su concesión para la explotación conjunta a familias sin tierras o minifundistas, con el doble objetivo de ayudar a los pequeños productores a alcanzar una mayor capacidad productiva, y a la vez realizar una producción con sentido social. En relación a esto último, la producción que se realizara en esos predios (horticultura, tambo, engorde de novillos) se destinaría a los diversos institutos dependientes del Ministerio Bienestar Social (hospitales, institutos de menores, escuelas), siendo su excedente comercializado a través de las vías normales. Por otra parte, a través de este tipo de unidades, se buscaba fomentar desde el Estado la producción asociativa, estableciendo para su funcionamiento un sistema de rotación en la conducción y dirección de dichas organizaciones.

Una de estas Unidades se desarrolló en la Colonia Las Banderitas en el predio del Parque Pereyra cerca de la ciudad de La Plata. Allí, además de establecerse familias que emprendieron la explotación conjunta de las tierras fiscales bajo contratos de arrendamiento firmados con el gobierno provincial, se llevó a cabo una experiencia de trabajo con chicos provenientes de Institutos de Menores de la Provincia, quienes bajo la dirección de funcionarios del Ministerio de Bienestar Social, realizaron actividades de horticultura y tambo con la finalidad de aprender un oficio, pasando a residir de forma permanente en el predio bajo un régimen laxo de vigilancia y control. Otras experiencias de entrega de terrenos fiscales y su puesta en producción bajo forma cooperativa por familias campesinasdesposeídas se desarrollaron también en la Colonia El Mate en el Partido de Trenque Launquen, la Cooperativa de Trabajo y Producción Agropecuaria Evita en Laguna de los Padres, y la Cooperativa de Pesca en Guaminí para promover la actividad de pequeños pescadores contra la competencia y presiones de los grandes monopolios del sector, entre otras.

Una mención aparte merece la experiencia desarrollada en el partido de Lincoln, en donde se realizó en el mes de Agosto el denominado Parlamento Agrario. Bajo la consigna “el agro en pie para la liberación nacional”, más de cinco mil campesinos miembros de las Ligas Agrarias del Noreste Argentino, Ligas Agrarias Bonaerenses, Ligas Agrarias Entrerrianas, los Sindicatos Rurales y las Juventudes Agrarias, se reunieron con el objetivo de debatir acerca del régimen de tenencia de la tierra, el sistema de producción y las dificultades estructurales que atravesaban al sector como producto del imperio de los grandes terratenientes aliados con los capitales extranjeros, los monopolios comerciales y una política impositiva que no castigaba la ineficiencia e improductividad de los más poderosos.

El extenso documento final que sintetizaba las conclusiones surgidas de las diferentes exposiciones de los representantes de las Ligas apuntaba a la consecución de medidas radicales tales como una Reforma Agraria Integral; la descentralización de las industrias elaboradoras de la materia prima, instalándose en los sitios de producción; la promoción de las formas cooperativas de trabajo y fundamentalmente: la creación de un organismo central que controlara todo el proceso de producción, industrialización y comercialización a nivel nacional. En relación al régimen de tenencia de tierras, el documento exigía la expropiación inmediata de todas las propiedades de capitales mixtos y el control estatal de la producción en todas sus ramas.

Un dato relevante del Congreso es que contó con el apoyo del Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia y con la participación directa de Gallo Mendoza y militantes de la Tendencia, quienes suscribieron todo lo expresado por los representantes de las ligas. A través de este accionar podemos reconocer la formulación y/o acompañamiento por parte de los funcionarios de la Tendencia de programas con un marcado carácter popular, no sólo desde el punto de vista de los destinatarios de las medidas, sino también en función del reconocimiento de los sectores más desfavorecidos dentro de la comunidad agraria en las instancias de toma de decisiones, planificación de la producción y control de la comercialización, experiencias todas ellas que promovían su politización.

Al respecto, si bien los planteos más radicalizados dentro del conjunto de demandas expresadas por los participantes de la asamblea agraria no pudieron ser efectuadas por el gobierno bonaerense, sí, como vimos, desde el Ministerio se emprendió una política de recuperación de tierras fiscales (según el balance presentado por Bidegain a seis meses de su gestión se recuperaron en total más de 10.000 hectáreas de tierras) y su puesta a disposición de la población campesina más desprotegida, incentivando otras modalidades de producción ligadas a tipos de explotación cooperativa y trabajo asociativo, y a través de canales de comercialización directos que evitaban la intermediación y su consiguiente especulación y suba de precios. Precisamente en el mes de Enero en la localidad de Lincoln, el Ministerio de Asuntos Agrarios hizo entrega efectiva de 175 hectáreas de tierras ubicadas en la Colonia Bayauca a la Cooperativa de Trabajo y Producción General San Martín, perteneciente a Ligas Agrarias Bonaerenses. En dicho predio funcionaría una Unidad Básica de Producción y comercialización, y se preveía también la instalación de una Unidad Básica de Capacitación Agraria que serviría para la formación y aprendizaje tanto de los peones rurales como para los menores provenientes de institutos de la región. Por otra parte se establecía también la aplicación de los conocimientos técnicos y recursos provistos por los profesionales de la Facultad de Agronomía y la Facultad de Veterinaria de la Universidad de La Plata, como resultado de la firma de convenios oficiales que desde el Ministerio se venían firmando con sectores de la UNLP.

A la par de estas iniciativas, otras medidas fueron promulgadas desde el Ministerio como parte de su política integral de tierras y beneficio a los sectores más débiles en la cadena de producción y comercialización, entre otras podemos mencionar: la creación de un Consejo Provincial de Acción Cooperativa; la reglamentación del Código Rural (Ley 7616); la implantación de un Seguro Agrícola Integral para los productores afectados por siniestros e inundaciones y la estipulación de un precio único para la leche. Asimismo se presentaron en la Legislatura numerosos proyectos para su tratamiento, entre los que se destacan: la Creación del Fondo Provincial de Colonización; la creación del Libro Ganadero y de la Caja Única para los Cercados de la provincia, Impuesto Único Agropecuario y la creación de la Junta Provincial de la Papa, entre otros.

El rápido despliegue de estas numerosas medidas –o por lo menos el intento de llevarlas a cabo ya en los primeros meses de iniciado el gobierno- nos habla de una trayectoria densa de trabajo político y técnico previo que nutrió la experiencia de participación en el Estado de los militantes de la Tendencia, prefigurando un proyecto político alternativo.

Por otra parte, acompañando el desarrollo de estos programas específicos cuyos intentos de implementación transitaron los canales formales y más institucionales de la política –decretos del ejecutivo, disposiciones ministeriales, proyectos de ley-, también existieron un conjunto más heterogéneo y espontáneo de prácticas políticas y modalidades de gestión, que condensaron en su realización cotidiana aspectos relevantes de una sociabilidad político-institucional de corte popular y ligada también al ideario del “socialismo nacional”.

Una de estas experiencias consistió en la socialización de los sueldos que percibían los militantes de la Tendencia. Así lo relata Hugo Bacci, Director de Ganadería del Ministerio de Asuntos Agrarios: “En ese tiempo un subsecretario cobraba 900 pesos aproximadamente, por decirte algo, que era una fortuna, y el que servía café cobraba 120, una diferencia tremenda, entonces resolvimos cuánto necesitaba un matrimonio con dos hijos para vivir, hicimos la cuenta, 160 pesos, entonces cuando cobrábamos se ponía toda la plata junta y un chofer cobraba 160 y un subsecretario 160. Así que socializábamos el sueldo, nunca nadie nos dijo que teníamos que hacer eso sino que fue una práctica que nació allí, ni sé cómo, pero surgió ahí. Era un trabajo sui generis”

Se ubican también en la misma línea de medidas la socialización de viáticos y dietas; la eliminación del uso privado de los autos oficiales; la reglamentación del horario de los choferes por turnos de 8 hs; la eliminación de relojes y fichajes para controlar el tiempo de llegada y salida del personal administrativo; la conformación de bolsas de trabajo para facilitar el ingreso de personas desocupadas o humildes en el Ministerio; la utilización únicamente de la palabra “compañero” para el trato de los militantes que ocupen cargos públicos -más allá de que posean títulos profesionales-; la realización de fiestas y asados gratuitos para todo el personal y sus familias; la remodelación del camping del Ministerio y su puesta al servicio de los trabajadores; la creación de una guardería para los hijos de los empleados, etc.

Si bien este repertorio de prácticas innovadoras no se encontraba formulado previamente en ningún programa de gestión, su ejecución práctica permite acercarnos al conjunto de ideas y representaciones que moldeaban la participación en el gobierno de estos militantes. Es decir, una experiencia política en la que el cuestionamiento a los resortes tradicionales de autoridad y a las formas jerárquicas en la toma de decisiones se efectivizaba a través de la construcción de una relación más horizontal, participativa e igualitaria con los empleados del Ministerio, prolongando en cierto modo en el escenario gubernamental el clima de activismo social y la metodología de resistencia de la etapa anterior.

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