Juventud del MPA

HILDA GUERRERO DE MOLINA #MujeresRevolucionariasAuténticas

HILDA GUERRERO DE MOLINA

#MujeresRevolucionariasAuténticas

Desde su juventud Hilda Guerrera de Molina integraba la Rama Femenina Peronista con Aidé de Aguilar, Doña Berta Argañaraz, Elena Orellana, Natalia Rearte, Fany Mercado, Virginia Chocobar y otras. Juntas fueron en tren a Buenos Aires, en 1949, al Primer Congreso Nacional de la Mujer que convocaba la compañera Evita.

Derrocado el gobierno popular, Hilda continuó integrando la resistencia peronista, acompañando fundamentalmente a toda acción de lucha de los trabajadores.

Tras la caida del presidente Illia, el 28 de junio de 1966, se instala en el poder el general Juan Carlos Onganía.

Después de los coqueteos iniciales con un sector del sindicalismo, el gobierno militar muestra su verdadera naturaleza, especialmente a partir de la designación, como Ministro de Economía, del Dr. Adalbert Krieger Vassena el 31/12/1966

Pero bien pronto se inicia la resistencia popular.

El cierre de ingenios azucareros – con el argumento de modernizar la economía tucumana- provoca la reacción de la F.O.T.I.A, (Federación Obrera de Trabajadores de la Industria del Azúcar).

Cuatrocientos obreros despedidos del ingenio Santa Lucía inician sus reclamos en los primeros días de enero de 1967. El 9 se produce la primera manifestación importante y el día 11, la FOTIA ordena una concentración masiva frente al ingenio Bella Vista.

Trabajadores de ambos ingenios se movilizan conjuntamente y al encontrar cerrada la ruta por fuerzas policiales, toman a campo traviesa para concentrarse en el lugar fijado y hacer valer sus derechos. Cuando las filas de los manifestantes vuelven a reagruparse, cerca del ingenio y avanzan con antorchas encendidas iluminando la noche tucumana, se produce la represión policial.

El 12 de enero de 1967, la protesta en el Ingenio Bella Vista derivó en una batalla campal, cuando la policía intento no dejar pasar a los manifestantes. Luego la lucha se hizo cuerpo a cuerpo y nadie aflojaba.

Hilda Guerrero de Molina, esposa de un obrero azucarero, madre de 2 criaturas, trabajadora peronista, animaba a sus compañeros e incitaba a los hombres a avanzar, yendo ella misma adelante para dar el ejemplo. En un instante de la lucha, dos policías pretendieron quitarle una bandera argentina que portaba, pero Hilda, bajita y regordeta, peleó como pudo y logró retenerla y envolverla en su cuerpo y con el lienzo azul y blanco a cuestas, siguió para adelante. Los changuitos de 9 a 12 años cagaban a piedrazos con hondas a la policía que ya había perdido las posiciones y los estribos. La muchedumbre pudo así pasar y efectivizar la protesta. Luego ante un nuevo ataque policial que recibió refuerzos, se parapetó en las inmediaciones junto con un grupo de compañeros. Varios gendarmes tirotean al grupo de los trabajadores. Uno de ellos, Gabriel Felipe Figueroa, apunta hacia la mujer y abre fuego. Hilda Guerrero de Molina murió en los alrededores del sindicato de la Federación de Obreros y Trabajadores de la Industria del Azúcar (FOTIA).

Esto despertó la justa ira popular que se hizo dueña del lugar por más de 10 horas ante la huida de los uniformados. Esa noche sus compañeros de trabajo y lucha la velaron en silencio.

Era una nueva mártir de la causa nacional y popular en la Argentina.

Hilda tenía 36 años cuando la asesinaron. Su velatorio y cortejo fúnebre fue el más grande que haya visto la historia del movimiento obrero tucumano. Fue llevada a pulso, caminando 7 kilómetros hasta su última morada, el cementerio de Acheral.

El destino trágico continuaría y años después, uno de sus pequeños que la acompañaban al momento de su asesinato, Juan “Pichin” Molina, es secuestrado y forma hoy parte de la larga lista de detenidos-desaparecidos.

Hoy, en la localidad tucumana de Santa Lucía, la Escuela Técnica número 1 lleva su nombre en su homenaje, que a pesar de los olvidos intencionales permanece en la memoria colectiva de la lucha de la clase trabajadora nacional.

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